martes, 11 de marzo de 2014



EL FENÓMENO DEL BULLYING, SEGUNDA PARTE:
Recordemos La definición de bullying que presentamos en la primera parte: “Es un acto de discriminación y  desprecio, premeditado, entre pares, que tiene la intención de hacer daño e inducir temor a futuro con el fin de adquirir y/o mantener poder dentro de la jerarquía entre  el alumnado para sobrevivir”
Ahora, analizaremos cada uno de sus componentes:
Es un acto de discriminación, considerando éste como el dar trato de inferioridad a una persona o colectividad. De alguna manera el agresor se siente superior a su víctima y por tanto con derecho a menospreciarlo y despreciarlo.
Aquí hay que detenernos un poco. Los niños no nacen menospreciando o despreciando. Estas dos actitudes son aprendidas con toda seguridad del entorno familiar en el que van desarrollándose en sus primeros años.
Es un acto premeditado: no todas las peleas a discusiones dentro de la escuela son bullying. A lo mejor dos chicos discuten por un partido de fútbol o porque a ambos les gusta la misma chica. Para que sea hostigamiento tiene que haber dolo, planificación con tiempo para  hacer daño en el momento e infundir temor a futuro, con el fin de dominar, debilitar o  “castrar”, palabra que los mismos chicos están usando con mucha frecuencia.
¿Qué gana el agresor con esto?: Mantener a los compañeritos a raya, atemorizados de él y con eso se siente poderoso y, sobre todo, asegura que no lo agredan y así sobrevive.
Porque dentro de la escuela existe una jerarquía de poder que surge de manera natural, como en cualquier grupo animal o humano; desde el comienzo de la escuela se va perfilando quién es el líder “alfa”, quién es el  sumiso, tímido, callado, etc.
Esto se ve muy bien reflejado de manera novelada en el libro El señor de las moscas de William Golding (muy recomendable, por cierto, para entender la naturaleza del ser humano).
En próximos artículos iremos profundizando más en todos estos temas para intentar comprender qué le está pasando a los niños y niñas en las escuelas. Es un problema muy complejo y totalmente relacionado con cualquier otro tipo de  violencia en la que hoy nos vemos sumergidos.


EL FENÓMENO DEL BULLYING, PRIMERA PARTE:
Durante los últimos tres  años he estado impartiendo cursos talleres para adultos (madres, padres, maestros) sobre el bullying por homofobia en más de 160 escuelas secundarias y primarias del estado, contratada por la Secretaria de Educación de Veracruz.
Me he centrado en  el bullying por homofobia porque es el que se hace con más odio y saña según las conclusiones de la Primera Consulta Internacional de la UNESCO sobre Bullying por Homofobia, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en diciembre de 2011 y ante la cual tuve el honor de ser la representante de México.
Con estos artículos que inciamos hoy, tengo la intención de ir analizando todos los aspectos del bullying y su relación con otros actos de  violencia que se están dando en la sociedad mundial en general y en nuestro país en particular.
En primer lugar, es conveniente definir que es el bullying. Según mi experiencia es: “Es un acto de discriminación y  desprecio, premeditado, entre pares, que tiene la intención de hacer daño e inducir temor a futuro con el fin de adquirir y/o mantener poder dentro de la jerarquía entre  el alumnado para sobrevivir”
Poco a poco iré analizando esta definición, pero hoy quiero empezar haciéndome la pregunta: ¿Cómo surge la personalidad de un niño agresor?
A partir de experiencias personales e investigaciones, concluyo, que el niño o la niña  agresores son personitas con una enorme baja autoestima, que están llenos de dolor, rencor  y miedos por la forma en que han sido tratados dentro del hogar desde el día que nacieron, (con negligencia por un lado y abusos verbales y físicos por otro. Hasta las palabras tonto o menso son ya agresivas) y que además, han aprendido comportamientos de discriminación y desprecio de las personas adultas que los rodean. Es una cadena que van heredando los hijos de generaciones atrás. Esos niños tienen la tendencia a “desquitarse” de esas agresiones y lo harán precisamente en la escuela y con alguien más débil que él o ella y de ahí, sienten la necesidad de no perder el estatus de poder que van adquiriendo gracias al miedo que infunden. Necesitan urgentemente de ayuda psicológica y no de castigos que son los contemplados  contemplado en la Ley (303) Anti acoso escolar del Estado de Veracruz.
Lo más preocupante es que precisamente la población de madres o padres no es la que más acude a los talleres o los abandona a mitad de los mismos siempre aduciendo que tienen algo que hacer. No lo dudo, pero ¿Qué es más importante, preparar la comida, ir al mercado, o entender qué está ocurriendo en el plantel escolar al que su hijo o hija asiste? Esto, llámese desinterés o apatía,  es lo que más nos preocupa porque sin el apoyo comprometido de los padres de familia jamás lograremos minimizar el hostigamiento escolar.
  ARTÍCULO PUBLICADO EN AGENDAMX, 24 FEB. 2014

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