EL FENÓMENO DEL BULLYING,
SEGUNDA PARTE:
Recordemos La definición de
bullying que presentamos en la primera parte: “Es un acto de discriminación y desprecio, premeditado, entre pares, que
tiene la intención de hacer daño e inducir temor a futuro con el fin de
adquirir y/o mantener poder dentro de la jerarquía entre el alumnado para sobrevivir”
Ahora, analizaremos cada uno de sus componentes:
Es un acto de
discriminación,
considerando éste como el dar trato de inferioridad a una persona o
colectividad. De alguna manera el agresor se siente superior a su víctima y por
tanto con derecho a menospreciarlo y despreciarlo.
Aquí hay que detenernos un poco. Los niños no nacen menospreciando o
despreciando. Estas dos actitudes son aprendidas con toda seguridad del entorno
familiar en el que van desarrollándose en sus primeros años.
Es un acto
premeditado: no
todas las peleas a discusiones dentro de la escuela son bullying. A lo mejor
dos chicos discuten por un partido de fútbol o porque a ambos les gusta la
misma chica. Para que sea hostigamiento tiene que haber dolo, planificación con
tiempo para hacer daño en el momento e
infundir temor a futuro, con el fin de dominar, debilitar o “castrar”, palabra que los mismos chicos están
usando con mucha frecuencia.
¿Qué gana el
agresor con esto?: Mantener
a los compañeritos a raya, atemorizados de él y con eso se siente poderoso y,
sobre todo, asegura que no lo agredan y así sobrevive.
Porque dentro de la escuela existe una jerarquía de poder que
surge de manera natural, como en cualquier grupo animal o humano; desde el
comienzo de la escuela se va perfilando quién es el líder “alfa”, quién es
el sumiso, tímido, callado, etc.
Esto se ve muy bien reflejado de manera novelada en el libro El señor de las moscas de William
Golding (muy recomendable, por cierto, para entender la naturaleza del ser
humano).
En próximos artículos iremos profundizando más en todos estos temas para
intentar comprender qué le está pasando a los niños y niñas en las escuelas. Es
un problema muy complejo y totalmente relacionado con cualquier otro tipo de violencia en la que hoy nos vemos sumergidos.
EL FENÓMENO DEL BULLYING,
PRIMERA PARTE:
Durante los últimos tres años he estado impartiendo cursos talleres
para adultos (madres, padres, maestros) sobre el bullying por homofobia en más
de 160 escuelas secundarias y primarias del estado, contratada por la
Secretaria de Educación de Veracruz.
Me he centrado en el bullying por homofobia porque es el que se
hace con más odio y saña según las conclusiones de la Primera Consulta
Internacional de la UNESCO sobre Bullying por Homofobia, realizada en Río de Janeiro,
Brasil, en diciembre de 2011 y ante la cual tuve el honor de ser la
representante de México.
Con estos artículos que inciamos hoy, tengo la intención de ir
analizando todos los aspectos del bullying y su relación con otros actos
de violencia que se están dando en la
sociedad mundial en general y en nuestro país en particular.
En primer lugar, es
conveniente definir que es el bullying. Según mi experiencia es: “Es un acto de discriminación y desprecio, premeditado, entre pares, que
tiene la intención de hacer daño e inducir temor a futuro con el fin de
adquirir y/o mantener poder dentro de la jerarquía entre el alumnado para sobrevivir”
Poco a poco iré analizando esta definición, pero hoy quiero
empezar haciéndome la pregunta: ¿Cómo surge la personalidad de un niño agresor?
A partir de experiencias
personales e investigaciones, concluyo, que el niño o la niña agresores son personitas con una enorme baja
autoestima, que están llenos de dolor, rencor
y miedos por la forma en que han sido tratados dentro del hogar desde el
día que nacieron, (con negligencia por un lado y abusos verbales y físicos por
otro. Hasta las palabras tonto o menso son ya agresivas) y que además, han
aprendido comportamientos de discriminación y desprecio de las personas adultas
que los rodean. Es una cadena que van heredando los hijos de generaciones
atrás. Esos niños tienen la tendencia a “desquitarse” de esas agresiones y lo
harán precisamente en la escuela y con alguien más débil que él o ella y de
ahí, sienten la necesidad de no perder el estatus de poder que van adquiriendo
gracias al miedo que infunden. Necesitan urgentemente de ayuda psicológica y no
de castigos que son los contemplados
contemplado en la Ley (303) Anti acoso escolar del Estado de Veracruz.
Lo más preocupante es que
precisamente la población de madres o padres no es la que más acude a los
talleres o los abandona a mitad de los mismos siempre aduciendo que tienen algo
que hacer. No lo dudo, pero ¿Qué es más importante, preparar la comida, ir al
mercado, o entender qué está ocurriendo en el plantel escolar al que su hijo o
hija asiste? Esto, llámese desinterés o apatía,
es lo que más nos preocupa porque sin el apoyo comprometido de los
padres de familia jamás lograremos minimizar el hostigamiento escolar.
ARTÍCULO PUBLICADO EN AGENDAMX, 24 FEB. 2014
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